viernes, 25 de enero de 2013

Relaciones Masculinas en Rokugán


He aquí las cuatro mejores cosas que un hombre puede pedir de la vida:
Salud sin tacha para toda la vida, belleza exterior e interior,
Ganarse la vida honradamente y, mientras se es aún muchacho,
Disfrutar de la compañía de heróicos amantes.

Simonides, sV a.C.

Como en toda sociedad, la homosexualidad existe en Rokugan desde el principio de los tiempos, más o menos encubierta. Cada clan considera el asunto a su manera, aunque en su mayoría están de acuerdo en que, aunque no abiertamente deshonroso, es un asunto privado que debe ser llevado con discreción. Clanes como el del Cangrejo no darán excesiva importancia a una relación homosexual entre dos guerreros siempre y cuando cumplan con sus deberes hacia la familia, léase mientras se casen y tengan hijos para continuar su linaje, mientras que en el Clan Unicornio por el contrario, debido a sus influencias gaijin, la homosexualidad está muy mal vista. Sin embargo, en algunos casos se ha llegado a ritualizar la relación hasta el punto de poder ser abiertamente aceptada.

EL SHUDO

Buda predicó que el monte Imose (metáfora del amor de las mujeres) debía ser evitado, por lo que los sacerdotes del dharma tomaban esta vía como un aliviadero para sus sentimientos, puesto que sus corazones no eran de madera ni de dura roca
Kitamura Kigin, alrededor del 1700

El Shudo, abreviatura de Wakashudo o “Camino del hombre joven”, es un tipo de relación homosexual que es reconocida en algunos clanes abiertamente (sobre todo se dan casos en el Clan León y el Escorpión). Tiene sus bases en el Chigo, o relaciones homoeróticas entre un bonzo y su discípulo, típicas de aquellos monjes del Clan Dragón que no hacen voto de castidad, aunque incluso entre aquellos que han realizado tales votos se dan casos de Chigo, ya que hay quien considera que tales votos se refieren exclusivamente a relaciones con el sexo contrario.

Al igual que en el Chigo, la relación se da siempre entre un hombre mayor (nenja) y un joven (wakashu), y se considera parte de un proceso de aprendizaje con gran énfasis sobre la disciplina y el despertar espiritual, por lo que un samurai adulto, casado y con hijos puede adoptar aprendices y guiarles honrosamente por su formación tanto samurai como sexual sin ser mal visto. Al contrario, en el Clan León se considera que una relación Shudo reafirma la lealtad entre señor y vasallo, por lo que los jóvenes que se convierten en wakashu tienen grandes expectativas depositadas sobre ellos. La relación suele durar muchos años, desde que el joven recibe su moño hasta que cumple diecinueve o veinte, momento en que se le considera un hombre maduro y, por tanto, capaz de tomar y formar a nuevos wakashu.

En la mayoría de casos, tras la relación Shudo, se mantiene una profunda amistad; en algunos, incluso, el vínculo creado es tan fuerte que se convierte en un amor para toda la vida, algo que es altamente ensalzado, ya que se considera que no puede haber relación más pura.

En el Clan Escorpión, aunque la forma es idéntica en todo, no existe la creencia de que el Shudo beneficie unilateralmente al joven, sino que hay asociado un punto erótico y sensual que, aún presente en la costumbre, aquí se agudiza y se expresa de forma inequívoca, en la creencia de que es mejor declarar la parte más “perversa” de esa pasión entre hombre maduro y joven que ocultarla. Al fin y al cabo, el Clan Escorpión se complace en su fama de villanos. Sin embargo, opinan como los Leones que la lealtad puede reforzarse en caso de que esa lascivia no sea unilateral, y por ser la virtud más apreciada entre los Escorpiones, la costumbre se ensalza aún más.

LOS AIBOU – BIDÔ, “La Hermosa Senda”

No puedo creer
  Que estés tan lejos
  Porque yo
  Jamás podré olvidarte
  Y tu cara
  Estará siempre frente a mí

Ise Monogatari, 951

Entre los clanes Cangrejo y Grulla no se considera de forma particularmente positiva el Shudo. A fin de cuentas, un hombre maduro puede velar por el crecimiento físico y espiritual de un joven sin llevárselo a la cama; hacerlo es sólo una expresión de deseo físico improcedente, por tanto. Además, existen prostitutos de género masculino (muchos de ellos Kagema, o actores), por lo que si un sensei Grulla tiene tentaciones respecto a la “carne joven”, está más que surtido sin necesidad de recurrir a unos alumnos que deberían centrarse en otros asuntos.

Sin embargo, y teniendo en cuenta que los matrimonios suelen ser tema de conveniencia, algunos rechazan tener concubinas (algo que puede ser humillante para la esposa) a cambio de seguir el Bido, o “hermoso camino”, que es el consuelo en el amor masculino. En el caso del Clan Grulla, siempre que se sea discreto al respecto, es perfectamente aceptable que dos amigos de siempre, que hayan practicado la disciplina de las armas juntos y estén en un grado similar de desarrollo, tengan este tipo de relación de “profunda amistad”, o lo que sería lo mismo, de amor homosexual. La mayoría de esposas no considerarán su posición atacada por ello, ya que es bien sabido que de estas uniones no pueden nacer hijos; por ello se considera más aceptable que el tener concubinas o amantes geishas, que pueden aparecer con bastardos y acarrear deshonor a la familia.

La diferencia con el Shudo estriba en que, aunque igualmente se considera una vía de crecimiento espiritual, se da entre iguales, o entre hombres que se consideren iguales, no entre un sensei o daimyo y su alumno o sus seguidores. El crecimiento espiritual se deriva de lo que la amistad les haga madurar, no de la enseñanza que aporta un hombre a otro. Si comparamos con la cultura griega, la diferencia sería entre el hábito pedofílico de los atenienses y las relaciones entre guerreros espartanos que se cubrían mutuamente en la batalla, y cuyo ardor en combate se suponía enardecido por el tener a un amante al que proteger.

Entre el clan Cangrejo se dan, lógicamente, mucho más estas relaciones que las del complejo y estilizado Shudo. Entre dos guerreros cuya vida es posible que se extinga al día siguiente es muy normal que surjan vínculos afectivos fuertes, e incluso en el caso de que esta relación sea más o menos pública los de las familias del clan considerarán que no tiene mayor relevancia siempre y cuando los matrimonios funcionen. Al igual que en la antigua Grecia, la bisexualidad no es problema, pero la homosexualidad estricta puede verse como un ataque a la familia, y por tanto a la estructura social, algo no permisible en la rígida sociedad de Rokugan.

Los amantes, tanto en el caso de los Grulla como de los Cangrejo, reciben el nombre de “Aibou”, o compañeros. Un término que también puede traducirse como “amantes” (la palabra se compone de los kanjis “amor” y “pequeño”), pero la acepción suele ser elegantemente ignorada en el caso de los Grulla, y obviada por los Cangrejo.

OTROS CLANES MAYORES

Entre Fénix y Mantis las relaciones establecidas entre hombres no suelen ser motivo de controversia. No porque no existan, o porque se ignore su existencia, sino por el simple hecho de que los Fénix son demasiado espirituales como para dar importancia a la sexualidad como tal, y los Mantis, por ser marineros, consideran que una relación entre compañeros es algo que se hace para pasar el rato o consolarse, sin mayor repercusión. No tienen nombres para ello, ni se molestan en justificarlo ante terceros.

En cuanto a los Unicornio, influenciados como están por las culturas de las Arenas Ardientes, son abiertamente homófobos. Entre ellos la homosexualidad es un tema tabú (salvo entre las Doncellas Guerreras Utaku, que pueden tener “compañeras” en la pura tradición “Aibou”). Esto no quiere decir que no se den casos, por supuesto. Sin embargo, son cuidadosamente ocultos al mundo. No obstante, en muchos casos, con cuidada hipocresía se considera que “homosexual no es el que da, sino el que recibe”.

2 comentarios:

  1. Muy esclarecedor el comentario... Gracias!

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    1. A mandar, me alegra que te haya gustado la explicación ^^

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